Según los resultados de los últimos estudios, el 48% de los españoles utiliza las aplicaciones de banca móvil para gestionar sus operaciones bancarias. Este porcentaje sitúa a España como el cuarto país europeo con mayor penetración de este tipo de aplicaciones y reafirma el enorme crecimiento de usuarios que se viene registrando en los últimos años.
El Grupo ING ha llevado a cabo el estudio “Financial Empowerment in the Digital Age 2014” entre más de 12.000 ciudadanos europeos. Otra de las conclusiones que argumenta el uso extendido de la banca móvil en España, es que el 84% de los encuestados en nuestro país considera que este tipo de herramientas les ha ayudado a gestionar mejor sus finanzas. Las aplicaciones de banca móvil experimentaron su mayor crecimiento en 2012 y, desde entonces, el número de usuarios ha crecido un 35%. Turquía y Holanda son los países con mayor número de usuarios, situándose España en la cuarta posición del ranking.
Según la encuesta, los españoles son los europeos que muestran un mayor interés por el control de los gastos; el 55% afirma estudiar detalladamente un presupuesto para mejorar sus decisiones bancarias. Otro de los aspectos más valorados por los españoles es el hecho de que sus entidades financieras les alerten sobre las operaciones que se realizan. De este modo, el 65% considera positivo recibir alertas cuando sus cuentas bajen de cierta cantidad, el 61% estaría dispuesto a que el banco le avisase si gasta en exceso y el 46% agradecería que sus gastos pudieran clasificarse por categorías.
Y es que, la aplicación de las nuevas tecnologías a la banca siempre ha ofrecido grandes resultados en España, de hecho, es el país con mayor número de cajeros automáticos de Europa. Sin embargo, las entidades aún tienen un largo camino por delante para continuar incrementando la penetración de las aplicaciones de banca móvil ya que en el último año, el crecimiento se ha situado en sólo un 4%.
La interacción con el cliente a través de las redes sociales para la resolución de dudas, quejas y mayor recepción de información sobre los productos bancarios son las principales demandas de los consumidores y la hoja de ruta que debe marcar la estrategia de las entidades financieras.