El marketing olfativo, también conocido como aromarketing, es la nueva hoja de ruta a seguir en las estrategias de marketing y comunicación de muchas empresas. Las principales marcas empiezan a incorporar esta nueva técnica, a sabiendas de que la experiencia olfativa puede favorecer la compra.
El marketing olfativo es una nueva rama del neuromarketing que se encuentra en plena expansión, especialmente en el sector alimentario. Vivimos en la era de las imágenes y somos asediados continuamente por mensajes de información y publicidad, pero tan sólo unos pocos logran permanecer en la memoria del consumidor. Sin embargo, los olores son retenidos más fácilmente y su duración es mucho mayor que los estímulos visuales. Según los estudios, el ser humano es capaz de retener el 35% de lo que huele, mientras que la retención de las imágenes o de sonidos es del 5 y 2%, respectivamente
En el mes de febrero, Cacaolat lanzaba, por primera vez, una campaña de este tipo en España. Empleó un cartel publicitario en una marquesina de Barcelona para inundar la calle de olor a chocolate, evocando a los viandantes a la imagen de chocolate, que encontraban rápidamente en el anuncio. Tras ella, La Rioja trasladó el olor de las cepas y la vendimia al Metro de Madrid en el mes de junio. El objetivo no era otro que el de conseguir que el público interactuara con la publicidad e identificasen los aromas.
Ahora, la última empresa en lanzar su campaña olfativa ha sido Zumosol, con carteles publicitarios en fachadas y marquesinas en Madrid, Barcelona y Córdoba. La marca pretende reivindicar así los hábitos saludables, la frescura, naturalidad y el olor a naranja de sus zumos.
Por el momento, el marketing digital no puede incorporar directamente los olores pero, ante la novedad de estas estrategias en España, las empresas han aprovechado la viralización de las redes sociales para que los receptores difundieran su experiencia a través de etiquetas en Twitter y la participación en sorteos.