Conseguir llegar al mayor número de personas es uno de los principales objetivos de los community manager de todas las marcas. Para ello, el posicionamiento, la reputación, el marketing online, etc. son los pilares fundamentales de una estrategia que se centra, sobre todo, en los usuarios que acceden a los sitios web a través de Google. Sin embargo, convertir un contenido en un fenómeno viral es algo bien diferente.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que nosotros no somos capaces de viralizar, sólo está en nuestra mano dotar a nuestro vídeo o infografía de una serie de rasgos que favorezcan el inicio del proceso viral. A diferencia de lo que puede ocurrir con el resto de elementos que componen nuestra estrategia, los virales no llegan a través de Google al consumidor, sino que lo hacen desde el entorno cercano del cliente. Un vídeo comienza a inundar la red porque llega a las personas a través de un amigo o un seguidor en alguna de las redes sociales, de forma directa.
Dado que Google no es una pieza tan fundamental en este proceso, podemos centrar la estrategia en que nuestro contenido se sitúe en portales dedicados a recoger todo tipo de contenido viral. Por ejemplo, existen sitios que recopilan todo tipo de virales, aprovechando el interés de millones de usuarios por consultar este tipo de contenidos, lo que vuelve a potenciar la viralización.
Google no es la principal fuente de tráfico para el fenómeno viral, al contrario de lo que ocurre con el resto de lo que pasa en Internet. Una prueba clara del papel de las redes sociales es que, en este tipo de páginas web, en torno al 75% del tráfico proviene de las redes sociales.
Por tanto, para posicionar un vídeo o cualquier contenido que queramos viralizar, debemos apostar más por el ingenio que por el pago para posicionarlo. Al menos, es lo que debemos tener en cuenta los primeros días en los que nuestro vídeo circula por la web. Se estima que, antes de convertirse en un fenómeno viral, los videos necesitan entre 24 y 48 horas para respirar y comenzar a tener éxito. Por lo que los métodos de pago pueden ser un apoyo pero, en ningún caso, la base de la viralización.
Sin embargo, este no es un fenómeno nuevo, la televisión ya lo descubrió en la primera década del siglo. Primero, emitiendo contenidos de zapping que recogían los momentos más peculiares del panorama televisivo. Aspecto que después evolucionó hacia la presencia en Youtube, donde recopilaciones de los mejores zapping tienen más éxito que los emitidos en la tele.